El hijo de la bitácora
Fue un parto pretérmino –para no traicionar ni a los médicos ni a su terminología -. Como todo lo que llega inesperado, casi nació sin nombre, acaso por el temor de ponerle a un hijo el nombre equivocado, ese por el que lo recordarán o se reirán de él desde que vea la luz. Por el camino, y sin recurrir a las acostumbradas salidas de asociar todos los calificativos posibles del árbol genealógico, comenzó a llamarse Contrapunto y luego, por los caprichos de WordPress, adoptaría el apellido de Digital. Así llegó a este mundo virtual, con toda una vida por delante para, clic a clic, compartir las certezas y las escaramuzas cotidianas; los desvelos existenciales –de los cuales muchos no tendrán culpa, pero, si quieren, leerán-; las opiniones encontradas; las miradas interesantes e inteligentes… y así reconstruir juntos –palabra mediante- esta ínsula que sobrevive sin sobresaltos, aun en constante Contrapunto.
Esto me encantó
By: Delicia on diciembre 16, 2011
at 8:12 pm
Gracias, mi panter, sé que desde ahora serás una de las fieles madrinas de este blog.
By: contrapunto digital on diciembre 19, 2011
at 4:43 pm